Resumen:
|
|
A pesar de la importancia del trabajo individual del traductor, la traducción institucional es una tarea colectiva y, en general, anónima. Idealmente, el traductor institucional debería poseer, además de los conocimientos lingüísticos, una cualificación relacionada con las áreas de trabajo de su institución. En la práctica, muchos traductores de organismos internacionales ¾así como un gran número de traductores autónomos¾ son, en su primeros pasos en el oficio, «generalistas» con formación lingüística, que van adquiriendo con la experiencia una especialización relativa en determinadas áreas. Aun en el caso de que el traductor posea una especialización precisa, se verá a menudo obligado (el que esté en plantilla, por razones organizativas de la institución, y el autónomo, por imperativos del mercado) a traducir textos sobre áreas que no conoce en profundidad. [Source: Editors]
|